Los intereses de la deuda supondrán el 27 por ciento de los 133.259 millones de euros en que el Gobierno ha fijado el techo de gasto no financiero para 2014. El aumento de esta partida, así como las mayores transferencias que necesitarán el SEPE y la Seguridad Social para cuadrar sus cuentas, es la clave del incremento del tope de gasto de 2014, que es del 2,7 por ciento respecto a este ejercicio.

El pago de la deuda supondrá 36.000 millones de euros el próximo año, lo que supone unos 98 millones de euros diarios, ahogando otras partidas presupuestarias. Un buen ejemplo es el gasto ministerial, que se reducirá a otros 36.000 millones de euros, es decir, aproximadamente la mitad que en los años previos a la crisis.

Ambas partidas supondrán en torno al 56 por ciento del presupuesto total de 2014, mientras que el 44 por ciento restante se dividirá a partes iguales entre las partidas para la Seguridad Social y el antiguo INEM y otros gastos, como la aportación a la UE o las clases pasivas.

El incremento del gasto en intereses es paralelo al aumento de la deuda, que roza el 90 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) al cierre del primer trimestre del año. Para el próximo ejercicio, la previsión del Gobierno es que alcance el 96,8 por ciento del PIB, aunque muchos expertos alertan de que se podría alcanzar el 100 por cien del PIB ya en 2014.

Con la fijación del techo de gasto, comienza la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado, que establece un déficit del 3,7 por ciento del PIB para la administración central. Para el conjunto de administraciones, el objetivo será del 5,8 por ciento del PIB.