Rais Busom, autor de Posglobalismo: "La única alternativa al totalitarismo monetario del euro digital es la autodeterminación monetaria de la sociedad"

El rearme monetario europeo, por Rais Busom

"Las declaraciones de Ursula Von der Leyen del 4 de marzo nos dejaron perplejos"


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Por Rais Busom*, consultor e investigador, autor de 'Posglobalismo. Cómo reconstruir la civilización desde el borde del abismo global', de la editorial Sekotia.


Las declaraciones de Ursula Von der Leyen del 4 de marzo nos dejaron perplejos: “estamos en un momento trascendental y vivimos tiempos difíciles. No hace falta que describa la gravedad de las amenazas a las que nos enfrentamos”. Pues no se si soy el único, pero a mi si me gustaría saberlas, porque esto de que vienen los rusos no cuela. Una potencia con cinco mil ojivas nucleares frente a las casi quinientas que hay en Europa, si quisiera, ya nos habría fumigado.


El discurso de Von der Leyen es totalmente genérico, vacío y sin argumentos, todo para justificar “estamos en una época de rearme. Europa está dispuesta a impulsar masivamente su gasto en defensa”. Y luego nos suelta la cifra 800.000 millones de euros que se van a necesitar en los próximos cuatro años, curiosamente igual que la del Plan Draghi. Huele un poco a improvisación. Pero vaya, que un político sea ambiguo es consustancial con su naturaleza, pero el Libro Blanco del Rearme es más de lo mismo, no da ninguna propuesta concreta. ¿En que vamos a gastar el dinero? ¿cuales son los problemas de la defensa europea que se pretenden arreglar?


UE


Al decir esto, uno pensaría que Europa está indefensa y que debemos actuar con rapidez, pero resulta que no es así. En 2024 el gasto militar de la Unión Europea ascendió a 326.000 millones y las inversiones a 102.000 millones, ambas partidas han aumentado un 30% en los últimos 20 años. La misma Von der Leyen lo reconoce y se contradice a sí misma: “todos sabemos que ha habido infrafinanciación de la defensa durante demasiado tiempo. El gasto en defensa de los Estados miembros ha aumentado en más de un 31 % desde 2021. Eso es mejor pero no es suficiente”. ¿En qué quedamos?


Muchos ciudadanos europeos piensan incluso que la Unión Europea no tiene un ejército propio, tan solo los de cada país. Pues tengo buenas noticias, tiene dos: el Eurocuerpo formado por 65.000 efectivos de once países y la Fuerza de Respuesta de la OTAN con 40.000 soldados, ambos listos para un despliegue inmediato.


Quizás no sea suficiente o se pueda hacer más, pero no estamos mancos y llevamos gastando en armamento como locos. El Libro Blanco no concreta nada. ¿Vamos a desarrollar armas nucleares? Si no lo vamos a hacer, no podremos disuadir a Rusia de invadirnos. Entonces, ¿qué vamos a hacer con esa cantidad de dinero además de financiar a Ucrania? No tenemos respuesta, pero intentaremos entenderlo.



Veamos las cifras detenidamente porque son monumentales. El gasto de 800.000 millones en cuatro años significa 200.000 millones al año, pero si les sumamos lo que ya estamos gastando cada año o sea los 320.000 millones, quiere decir que aproximadamente vamos a gastar 500.000 millones al año. China gastó menos de 300.000 en 2023. Nuestros presuntos enemigos acérrimos rusos gastan 109.000 millones anuales. Nadie gasta más que EEUU con 916.000 millones. Pues Europa va a gastarse la friolera de dos billones de euros españoles o sea 2.000.000.000.000 al final del periodo. Vaya, yo no soy militar pero me parece exagerado.


Lo que si empezamos a saber es de donde va a salir el dinero: 1) incrementando el presupuesto de los países miembros con una autorización para vulnerar el límite del déficit en un 1,5% del PIB; 2) préstamos a los países europeos a largo plazo por valor de 150.000 millones; 3) la movilización de ahorros privados en mercados de capitales más eficientes. El primero, significa un aumento de impuestos y destrucción del Estado de Bienestar. El segundo, como hemos visto con los fondos Next Generation, aumentará el gasto político y clientelar. Y el tercero, se podrá hacer entre otros mecanismos, con el euro digital.


Para el BCE el primer objetivo de la implantación del euro digital es gestionar en tiempo real los depósitos de todos los europeos sin la intermediación de la banca comercial. Es un cambio que busca una mayor eficacia en la transferencia de la política monetaria, lo que augura futuras expansiones monetarias y mayor inflación. Ahí vemos las dificultades para vender el euro digital a la ciudadanía. De todas las ventajas que se dicen, por parte del BCE y de la Comisión Europea, no hay ninguna que a día de hoy no se pueda hacer por otros medios. De hecho, con o sin euro digital está prevista la desaparición del efectivo, y ya está contemplada incluso en el BOE, pero la población ahora se da cuenta. Las palabras de Lagarde no pueden ser más claras, “el anonimato total, como el que ofrece el efectivo, no es, en mi opinión, una opción viable”. 


Toda una sentencia de muerte a la libertad financiera. Las autoridades monetarias y políticas tendrán trazabilidad de todo lo que gastamos y estaremos a merced de los caprichos de los políticos de turno. Por tanto, la mejor idea para conseguir esa “movilización” de los ahorros, que suena a expropiación forzosa, es “¡que vienen los rusos!”. El rearme y la amenaza fantasma, parecen la mejor manera de implantarlo y de justificar otra expansión monetaria que redundará en mayor control económico, político y social. Y quizás, tengamos también un conflicto bélico, pero no sé si con Rusia o con los países díscolos de la Unión Europea.


Europa debe despertar ante este rearme monetario y decidirse por mantener su libertad financiera mediante el uso de criptomonedas y tokens. El que emite moneda es el soberano. La única alternativa al totalitarismo monetario del euro digital es la autodeterminación monetaria de la sociedad, mediante la emisión de criptoactivos como criptomonedas deflacionarias y tokens que permitan nuevas formas de intercambiar valor, incluso en el mundo físico. Solo la libertad financiera permitirá mantener cierta prosperidad.


A Rais Busom

*Rais Busom es investigador y escritor. Experto en pensamiento crítico aplicado a la transformación de personas y de organizaciones. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona, completó sus estudios con diversos cursos de administración de empresas en ESADE y en Babson College, además de en otras materias como Ingeniería de Software y Ciberinteligencia. 


Fue profesor de Filosofía en Bachillerato y de Informática en Formación Profesional. También ha sido profesor universitario de Ciencia Política en el ICESB e investigador de la CIRIT además de en otras instituciones internacionales. Ha publicado varios libros de ensayo con la editorial Almuzara y una novela. Su último libro es "Posglobalismo. Cómo reconstruir la civilización desde el borde del abismo global", de la editorial Sekotia.


En el libro propone alternativas revolucionarias para el futuro: la autodeterminación monetaria a través de las criptomonedas, una nueva bioeconomía basada en la energía y una democracia digital descentralizada. La revolución posglobalista: energía, dinero y democracia.