Jamás poner en marcha una plataforma logística había acumulado tanta porquería

Zaragoza Plaza, el tsunami perfecto de la corrupción

Viajes de lujo, desvío de fondos, falsedad, malversación o cohecho. Jamás poner en marcha una plataforma logística había acumulado tanta porquería. Pues ha pasado en Zaragoza.


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Viajes de lujo, desvío de fondos, falsedad, malversación o cohecho. Jamás poner en marcha una plataforma logística había acumulado tanta porquería. Pues ha pasado en Zaragoza. Hace un año nos hacíamos eco de esta noticia:


Imagínate que el gerente de un ente público es detenido en un apartamento playero de Salou por la policía con 415.000 euros en efectivo. ¿A qué huele? Piensa en altos directivos de la empresa privada Acciona, con 500.000 y 200.000 euros de sueldo, a los que les han quitado el pasaporte por posible riesgo de fuga. No es una película ni Corrupción en Miami. Obras públicas, contratas, empresas, políticos de por medio, certificaciones de obra sospechosas sin terminar, intereses generales como excusa, fianzas de 80.000 euros para eludir la cárcel, triturar documentos para no dejar rastro… Esta 'macedonia' del hampa de cuello blanco ha podido provocar, supuestamente, una malversación de dinero público por valor de 50 millones de euros.


Si hace un año decíamos 50 millones de malversación, ahora la cifra podría haber aumentado hasta a 80 millones de euros. Recapitulamos:


El Juzgado de Instrucción 1 de Zaragoza investiga una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción sobre una presunta trama de malversación en torno a las obras de la Plataforma Logística de la capital aragonesa (Plaza), con seis imputados hasta ahora y fianzas de ocho y dos millones para dos de los implicados.


El proceso de construcción y desarrollo de Plaza, donde se ubica el centro de distribución de Inditex más importante de Europa, entre otras empresas, comenzó en 2002, durante el mandato del anterior presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, y comprometió importantes recursos de la región para contratas y obras.


La Fiscalía Anticorrupción, según la agencia EFE, investiga desde hace meses una denuncia que relaciona a altos cargos de la sociedad gestora de Plaza, en la que ejerce la mayoría absoluta el Gobierno aragonés, y la constructora Acciona con una supuesta trama de corrupción y de blanqueo de capitales.


Ahora sabemos que el juez de Instrucción Número 1 de Zaragoza, José Ignacio Martínez, ha imputado a José Luis Albendea, empleado de Acciona Infraestructuras, por un presunto delito de cohecho, al considerarle responsable delpago de los 6.000 euros que costó el viaje de lujo que hizo a Brasil Ricardo García Becerril, por entonces gerente de Zaragoza Plaza, junto a su mujer y sus dos hijas.


El magistrado ha basado la imputación en el cruce de correos electrónicos entre García Becerril y uno de sus empleados, en los que ambos dan detalles de cómo se realizaría el pago del viaje, qué servicios cubriría y el compromiso de Albendea de costearlos.


El nuevo informe constata que el exgerente de Plaza y principal imputado, Ricardo García Becerril, ordenó la alteración de la puntuación de la oferta presentada conjuntamente por Necso (Acciona) y su socio local, Mariano López Navarro, para que ésta fuera la adjudicataria de la segunda fase del desarrollo de la plataforma logística.


Según Voz Populi, Acciona se está empleando a fondo en defender a sus dos ejecutivos imputados en el caso de corrupción destapado en la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza), de la que presuntamente se desviaron más de 50 millones de euros. José María Jordán y Miguel Ángel Bretón, eran los responsables de la compañía en la UTE que realizó las obras de urbanización del complejo. Ambos están acusados defalsedad, malversación, blanqueo y, en el caso del primero, también de cohecho.


Los investigadores apuntan a que el supuesto desvío de dinero se produjo por cuatro vías diferentes: el cobro de trabajos de saneamiento no realizados, sobreprecios sobre otras obras sí realizadas, certificaciones fraudulentas y facturas falsas para cargar gastos inexistentes.