La política de fastos del PP valenciano se desmorona: relato del despropósito

Camps: "La Comunidad Valenciana es lo más grande que hay en el mundo"

Jamás las decisiones de una minoría han podido enriquecer a tan pocos, avergonzar a tantos y dejar en la estacada a muchos.


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Camps

Jamás las decisiones de una minoría han podido enriquecer a tan pocos, avergonzar a tantos y dejar en la estacada a muchos. El entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, dijo en julio de 2011, mientras presentaba su dimisión y cinco semanas después de ganar unas elecciones por mayoría absoluta:


La Comunidad Valenciana es lo más grande que hay en el mundo. Eso lo aprendí en mi casa, de mis mayores y lo he transmitido también a mis hijos. Somos los mejores, este es el mejor territorio, la comunidad más grande de España y la mejor región de Europa, y por eso han ocurrido las cosas que han ocurrido.


Y ¿qué ha ocurrido? El anterior Consell, el PP valenciano, sus dirigentes, afiliados y votantes han pasado de presumir de grandes eventos, complejos temáticos y fastos a mal venderlos o devolver ayudas en tan solo una década. La Generalitat convirtió en un espectáculo propagandístico, trufado de irregularidades, la visita del Papa Benedicto XVI en julio de 2006. Canal 9 y la trama Gürtel hicieron el resto. Entre líneas escondieron que 43 personas fallecieron en un accidente de metro. Un año después se celebró la Copa del América, cuyas obras tienen que pagar todos los vecinos de la ciudad de Valencia todavía. Son unos 400 millones de euros que el Estado reclama y Montoro no perdona a Rita Barberá.


Además, esta semana pasada hemos conocido que, finalmente, habrá que devolver 265 millones de euros por las ayudas ilegales a la Ciudad de la Luz de Alicante por parte de la Generalitat. Las instalaciones acumularon entre 2004 y 2010 un total de 84 millones en pérdidas y ello a pesar de que el Consell destinó unos 17 millones de euros en ayudas a los rodajes. Además, las cuatro ediciones de la Fórmula 1 nos costaron más de 280 millones. Y arrastramos el asunto de dar ayudas públicas a la empresa Valmor, la encargada de gestionar la ruinosa carrera.


El PP ha hecho de la Comunitat un quiero y no puedo. Desde los 2,6 millones de euros por la Global Champion Tour de Hípica hasta la cuatro ediciones del MTV Winter Festival de Valencia por los que CACSA desembolsó cuatro millones. Y ahora el Open 500 de tenis está a punto de perder la categoría y bajar a un torneo menor de 250. La aportación de la Generalitat empezó en 2009 con 3,5 millones pero ha ido reduciéndose hasta 1,5 millones. Todo es una ruina. La retahíla de ejemplos que han inflado el soufflé de la prepotencia y el despilfarro tiene que pagarla todos los ciudadanos.


Otro capítulo. CACSA respaldó al Instituto Nóos con 450.000 euros al año, durante tres años, por el patrocinio del congreso internacional Valencia Summit. Si seguimos con la lista de despropósitos hemos de mencionar los más de 600 millones de sobre coste de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, la venta de Terra Mítica a una empresa francesa por 65 millones cuando la Generalitat inyectó más de 425 por un modelo de negocio más que dudoso; la venta por un euro del Banco de Valencia a la Caixa; la venta por un euro de la CAM a Banco Sabadell; el agujero de Bancaja y luego la nacionalización de Bankia. ¿Dónde está el empleo estable y de alta cualificación resultante tras los años de vino y rosas? Poner a la Comunitat Valenciana en el mapa del mundo nos ha salido muy caro.


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Fuente de la fotografía. Camps y Costa, en el juicio por el caso de los 'trajes'.